La población mundial de buitres pasó de ser una de las especies más comunes del planeta a estar catalogadas como en peligro crítico de extinción. Todo por culpa de un medicamento, el diclofenaco, que después de usarse con el ganado en India envenenaba a las carroñeras que se alimentaban con sus cadáveres. Los buitres se extinguieron prácticamente de todo el subcontinente, muriendo millares por extinción. Pocos años después de conocerse la responsabilidad del diclofenaco en este exterminio, el Gobierno español aprobaba su uso ganadero, poniendo en riesgo a los buitres peninsulares, que representan más del 80% del total de toda Europa.
El consenso científico contra el diclofenaco es total. La semana pasada, los 300 expertos asistentes al Congreso Español de Ornitología firmaron una conclusión en la que se reclamaba su retirada.
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